* Este texto, fue publicado el pasado viernes 10 de marzo, con alguna pequeña variación, en el Blog Colectivo de ElDiario.es, Solow en el Parnaso, bajo el titulo “Yo Robot… ¿Cotizaré?, a cuyo contenido pueden acceder pulsando aquí.
“En menos de un siglo, el trabajo masivo en los sectores de consumo quedará probablemente muy reducido en casi todas las naciones industrializadas. Una nueva generación de sofisticadas técnicas de las comunicaciones y de la información irrumpen en una amplia variedad de puestos de trabajo. Las máquinas inteligentes están sustituyendo, poco a poco, a los seres humanos en todo tipo de tareas, forzando a millones de trabajadores de producción y de administración a formar parte del mundo de los desempleados, o peor aún, a vivir en la miseria.” Jeremy Rifkin. El fin del trabajo.
Esta cita extraída de “El fin del trabajo”, publicado en el año 1995, cobra hoy más sentido que nunca. Lo que en 1995 podía parecer ciencia ficción, o como mínimo una previsión a muy largo plazo, a fecha actual tiene su reflejo en el Proyecto de informe con recomendaciones destinadas a la Comisión sobre normas de Derecho civil sobre robótica del Parlamento Europeo, (2015/2103(INL)) Comisión de Asuntos Jurídicos.
Este proyecto contiene en sus 24 páginas unos puntos que dan buena cuenta del estado actual de las previsiones existentes en cuanto al papel de la robótica y la inteligencia artificial sobre el empleo, y por tanto, inevitablemente, sobre los sistemas financieros de la seguridad social en los países afectados. Y esto supone en el caso de España un problema añadido al ya de por si hundido mercado laboral, y en consecuencia, al sistema de pensiones que de dicho mercado se alimenta, como ya dejábamos apuntado en la entrada que precede a esta sobre pensiones.
Vayamos al proyecto.
Estos son los puntos básicos del mismo que tendrán sin duda consecuencias en todo aquello relativo al ámbito laboral y de prestaciones de la seguridad social en España, y por qué no decirlo, en toda la UE:
( Sic )
1º. La humanidad se encuentra a las puertas de una era en la que robots, bots, androides y otras formas de inteligencia artificial cada vez más sofisticadas parecen dispuestas a desencadenar una nueva revolución industrial.
De “a las puertas” nada. Es ahora. Tenemos ya ejemplos de esta nueva revolución industrial. Tenemos muy reciente el ejemplo de McDonald’s o el de Amazon.
McDonald’s reemplazarán en 14.000 locales de Estados Unidos al personal de barra por pantallas táctiles. ¿Y cuál es la causa de ello? Las reivindicaciones laborales de parte de la plantilla, que aspiraban a cobrar más del salario mínimo, aunque esto es lo menos importante. La carga de fondo viene a continuación. Atención a las palabras del ex director ejecutivo de la compañía, Ed Rensi, en The New American: “Es más barato comprar un robot de 35.000 dólares que mantener a un empleado ineficiente que cobra 15 dólares la hora friendo patatas fritas”, y sigue, “los robots no se ponen enfermos ni se quedan embarazados, no hacen huelga, siempre llegan a tiempo y, con las mejoras del software, proporcionan una interfaz interactiva y amigable”.
Es decir, tenemos una clara apuesta por la robótica y tecnología con base en la inexistencia de “incidencias” laborales ( si es que se puede calificar como incidencia el hecho de ponerse enfermo, quedarse embarazada, o reclamar mejoras laborales ). Consecuencia a razón de por ejemplo, 5 empleados por local. 70.000 empleos que se pueden ir al traste. Con sus cotizaciones en su caso.
Y también Amazon, con Amazon Go, tienda que abrirá este 2017 en Seattle y que eliminará los empleados de la tienda o supermercado. Entraras en la tienda, te identificarás, elegirás que productos quieres, y te irás. Sin colas, sin cajas, en definitiva, sin empleados. Con todo lo que conlleva de nuevo en cuanto a ahorro de costes salariales y de costes de seguridad social.
Y conocemos estos ejemplos por lo relevante y conocido de sus actores, en este caso, 2 gigantes, de la alimentación, y del comercio respectivamente. Pero el número de empresas que ha optado por estos sistemas es cada vez mayor. Por lo que queda claro que lo de estar a las puertas de una nueva era o revolución industrial se queda corto. Ya estamos en ella.
Continuamos.
2º. Las ventas de robots aumentaron un 17 % de media cada año, que en 2014 las ventas registraron el mayor incremento anual observado hasta ahora —a saber, un 29 %—, y que los principales motores de este crecimiento son los proveedores de componentes de automoción y la industria electrónica y eléctrica.
Nos vamos a quedar, por ser un sector afectado tal y como se indica, y por tener datos al respecto, en el de la automoción en España.
Si tenemos en cuenta que la industria de la automoción mueve en España 60.000.000.000 €, y que emplea a casi 150.000 personas de manera directa, según los datos de fecha 2016 del propio Ministerio de Industria y Turismo, veremos lo relevante del proceso de inmersión tecnológica. Porque al final, los que está en juego es gran parte de esos 150.000 empleos, y no los 60.000.000.000 €, por lo que a continuación indicaremos en cuanto a mejora de la productividad y reducción de costes.
Y con esos empleos, lo que estará en juego, no es solo el medio de subsistencia de estas personas que antes trabajaban en el sector, sino además, y sobre todo, las prestaciones de la seguridad social que de sus cotizaciones se derivan, tales como pensiones de jubilación, pensiones por incapacidades, o pensiones de viudedad y orfandad. En definitiva, la pervivencia del sistema público de pensiones, como a continuación detallaremos.
3º. Se espera que la robótica y la inteligencia artificial traigan consigo eficiencia y ahorro.
La aplicación de la inteligencia artificial al modelo productivo de las empresas aportará mejora de los procesos de producción y reducción de los costes ( salarios y cotizaciones ). En definitiva, más eficiencia, tanto productiva como de costes.
En palabras de Alvaro Agea Herradón, la industria va encaminada a aplicar la Inteligencia Artificial como base para convertirse en un proveedor de servicios más allá de la pura fabricación. Estas empresas quieren tener más relación con sus clientes una vez que han vendido su producto, conocer las funciones o usos más empleados, adecuando los futuros desarrollos a las preferencias de sus usuarios y pudiendo crear toda una amalgama de servicios alrededor de la información que obtendrán de sensores y otras muchas fuentes de datos.
Todo ello, con independencia de las diferencias que existen en estos momentos entre las grandes empresas y las pequeñas y medianas, las cuales están muy alejadas de estos parámetros de modernización, cuando suponen el 98% de la red empresarial en España.
Al final, esta falta de modernización será lo que retrasara en España el colapso del sistema de pensiones.
4º. Pero también al mismo tiempo, el desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial puede conllevar que los robots asuman gran parte del trabajo que ahora realizan los seres humanos, cuestión esta que genera interrogantes sobre el futuro del empleo y la viabilidad de los sistemas de seguridad social en caso de que se mantenga la actual base fiscal, y que podría acarrear una mayor desigualdad en la distribución de la riqueza y el poder.
Dicho esto.
España es uno de los países de los 21 que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que más se verán afectados por la revolución robótica, según el estudio “The Risk of Automation for Jobs in OECD Countries”. La automatización supondrá la desaparicion de un 12% de los empleos de España. Otros estudios sin embargo apuntan a una pérdida de hasta el 54% de los empleos en la zona UE. ¿Qué empleos van a ser esos? Los manuales y repetitivos. En definitiva, toda la industria que basa su producción en la mano de obra, y no en los servicios o en la tecnología.
Aunque también existen otros trabajos o empleos afectados que no son los citados trabajos manuales y repetitivos. Por ejemplo, en varias empresas de EEU ya se utilizan robots para realizar tareas de servicio al cliente. Empresas de seguros japonesas están implementando sistemas de inteligencia artificial para automatizar trabajos. Y la empresa Lemonade, también ha ahorrado 57 millones de euros “al reemplazar a trabajadores de oficina por robots y aprendizaje automático”. Otro caso. El gigante ruso Sberbank reemplazara a 3.000 trabajadores por robots. Por tanto, no únicamente los trabajos “manuales” van a verse afectados.
Regresemos de nuevo al caso del sector del automóvil en España.
En el punto anterior apuntábamos la posibilidad de pérdida de gran parte de los 150.000 empleos del sector del automóvil.
Y no está de más recordar como señalábamos en la anterior entrada, que arrastrábamos un déficit anual en cuanto a recaudación de la seguridad social de unos 20.000 millones de euros.
Imagínense lo que ocasionaría la perdida de la mitad de los 150.000 puestos de trabajo que emplea el sector de la automoción en España. A bote pronto, y teniendo en cuenta el salario medio del sector, fijado según los anteriores datos en 43.000 € anuales, podemos estar hablando de un coste a las arcas de la seguridad social de 900 millones de € anuales. Solo en un sector afectado. Y sin contar que estos nuevos desempleados percibirán prestaciones de la seguridad social. Ahora imagínense esto afectando también a otros sectores. El déficit aumenta, hablar del déficit de los 20.000 millones de euros es quedarnos cortos, y de la famosa hucha de las pensiones ya ni hablamos, porque no es que se agote. Es que el sistema público de pensiones, sencillamente, no aguanta.
Al final el problema no será tanto demográfico como apuntábamos en la anterior entrada, ya que la aparición de la robótica en todos los sectores en los que actualmente se emplea gran cantidad de mano de obra, adelanta ese fin de las pensiones, con lo cual, el problema demográfico dejará de ser un problema.
Dejará de ser un problema porque no llegaremos a ese estadio.
Es por ello por lo que en orden a poder mitigar los efectos indicados de pérdida de empleo y de ingreso de los estados en cuanto al pago de las distintas prestaciones, el Proyecto citado de inicio prevé lo siguiente.
Las empresas deberían estar obligadas a comunicar la siguiente información:
- el número de «robots inteligentes» que utilizan.
- los ahorros realizados en cotizaciones a la seguridad social gracias a la utilización de la robótica en lugar del personal humano.
- una evaluación de la cuantía y la proporción de los ingresos de la empresa procedentes de la utilización de la robótica y la inteligencia artificial.
De esta forma, las empresas con beneficios que provengan de la actividad robótica pagarán ( se supone, o se pretende ) tipos fiscales más altos sobre sus beneficios. Se tendrá en cuenta el peso de la robótica y la maquinaria, y por tanto, la falta de empleo humano.
Es decir, se penalizará en cierto modo, la innovación, la modernización, y la eficiencia.
Propuestas. Que las máquinas coticen a la Seguridad Social. O que se prevean alternativas en orden a resarcir la pérdida de empleo, y por tanto de cotizaciones, que ocasionará esta llamada cuarta revolución industrial. Por ejemplo, la llamada renta básica universal. Y que las maquinas trabajen y coticen por nosotros.
Volvamos a la cita inicial. “Las máquinas inteligentes están sustituyendo, poco a poco, a los seres humanos en todo tipo de tareas, forzando a millones de trabajadores de producción y de administración a formar parte del mundo de los desempleados, o peor aún, a vivir en la miseria”. El problema final no será el mundo de desempleados si es que se garantizan las coberturas, prestaciones y rentas básicas. El problema es como garantizar esas coberturas, prestaciones y rentas básicas sin aportaciones a los sistemas de pensiones de los distintos estados por el trabajo de los robots, de forma que no tengamos que vivir en la miseria.